«Nuestro dispositivo está compuesto por una mascarilla de oxígeno y un tubo que hemos fabricado para llevar su aire a los pulmones»
«A los científicos no les interesa hablar de estas cosas», comenta Eliot, el bombero forestal de 28 años que hace unos cuantos descubrió el poder de la abeja. Y creó un santuario dedicado al insecto en Talayuela, en el Parque Nacional de Gredos, en la zona del valle del Tiétar. «Compré 20 colmenas y ahora tengo ya 100». De lo que al parecer no quieren hablar los científicos es del efecto saludable que provoca la inhalación del aire de colmena.
Fuente: El mundo